POR FIN SE ACABÓ LA ROMERÍA

Por fin ha finalizado la campaña política y se han celebrado las elecciones. Durante dos largas semanas no hemos visto sometidos a una saturación informativa. Este exceso de presencia mediática ha producido un empache que se ha traducido en un desinterés en una parte de los receptores de estos mensajes. De hecho, algunas de esas iniciativas divulgadas, presuntamente noticiables, eran simples anécdotas o escenas pintorescas a medio camino entre el esperpento y ridículo. Así, algunos candidatos ataviados con traje y corbata se lanzaron a circular sorprendentemente en bicicleta por las calles de cualquier ciudad, mientras otras demostraban su escasa habilidad practicando yoga, y los más atrevidos, bailando un chotis.
Todo este torrente informativo y la omnipresencia de los políticos en nuestras vidas, ha concluido con la celebración de los mencionados comicios. En ese momento, nuestros representantes han regresado a sus despachos enmoquetados hasta la próxima cita electoral. Y por supuesto, también han abandonado el contacto directo y el interés por la realidad de sus administradores.